miércoles, 11 de noviembre de 2009

De vuelta y media

Hoy ya no me tengo acostumbrado a ser yo mismo. Desde las sirenas hasta los opiáceos me han confundido la razón y la locura que no se distinguirlas entre ellas. Pero el color de lo intangible
sigue siendo el mismo: ese rojo bermellón apadrinado entre las ramas del cuerpo y el fruto del pecho. Eso no cambiará nunca, por mucha sensación de ingravidez que se tenga o desgracia, que al fin y al cabo viene a ser parecido.

Un día, jugando a la ruleta rusa en beoda compostura, nos percatamos que el tiempo había pasado tan deprisa que habíamos de seguir viviendo no una ni dos, ni tres ni cuatro, tal vez hasta setenta veces lo que no habíamos vivido antes. Y dijo el poeta entonces: "si debes morir amando, que se jodan los amantes". Y no le faltó razón... hasta que amamos. Y encontramos destino y paraíso entre las copas de los árboles, en las llanuras y estuarios y en la tan odiosa cama. Y rebozamos nuestros cuerpos en compungida inocencia y en ardoroso amancebamiento.

Y, sólo entonces, mi presencia hizo efecto. Volver de mi a ser quien nunca he sido, a ser quien seré para saber que he sido quien nunca quise ser. Y el poeta me dijo: "Abandona la jardinería".

2 comentarios:

  1. Abandona la jardinería, pero no las letras. Me encanta el desparpajo y el sentido del humor con el que escribes y el manejo que haces de las contradicciones, que siempre son buena excusa para la reflexión.
    Abrazos.

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  2. Gracias Zadok. Es un honor para mi recibir tan amable comentario. Seguiremos,pues, con las letras hasta que no nos queden números en el calendario. Un fuerte abrazo.

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